ESCUCHAR EL CUERPO Y SUS NECESIDADES
Christiane Northrup (fragmento)
Por lo general, podemos
estar seguras de que nuestros “sentimientos viscerales” respecto a alguien o
algo nos dan una información correcta.
Esto se debe a que el
plexo solar, que es el sitio donde normalmente sentimos esa “reacción visceral”,
es en realidad un cerebro primitivo. Es también un importante centro intuitivo,
esa parte de nuestro cuerpo que nos hace discernir si estamos a salvo y se nos
está mintiendo. (…)
Podemos comenzar por
cosas sencillas (…) Con frecuencia les pido a las mujeres que presten atención
a cómo se siente su cuerpo en cada momento. Para sanar el cuerpo, tenemos que
volver a entrar en él y experimentarlo.
La curación es un proceso
orgánico que ocurre en el cuerpo y en
el intelecto. Así pues, si te sientes “indispuesta” o “desasosegada”,
simplemente permanece con ese sentimiento, permítele que se manifieste. Una vez
que te hayas dado el permiso para experimentarlo, entonces dedica un momento a
repasar los acontecimientos de las últimas horas, o de los últimos días. Si te
sientes mal, enferma o experimentas ciertas molestias, reflexionar sobre los
últimos acontecimientos puede darte una pista relativa a lo que precedió a los
síntomas. (…)
El principio de curación
que resume este aprendizaje es el siguiente: si no haces caso al mensaje la primera vez; te golpea con un martillos
más grande la siguiente.
La finalidad de las emociones,
al margen de cuáles sean, es ayudarnos a sentir y participar plenamente en
nuestra vida.
Para tomar consciencia de
nuestro sistema de orientación interior, hemos de aprender a confiar en
nuestras emociones. Esto no siempre es fácil, ya que a muchas mujeres se nos ha
enseñado a vivir como si estuviéramos en una constante situación de emergencia.
Pensamos: “bueno, más tarde me ocuparé de eta emoción dolorosa. Ahora no tengo
tiempo. He de terminar este informe o prepara la comida o lo que sea”
Esta postergación o
negación exige al cuerpo hablar en vos más alta para llamar la atención. La próxima
vez que te sientas con ganas de llorar o de reír, para lo que estés haciendo y
experiméntalo. No lleva mucho tiempo, ¡y mejora enormemente la calidad de vida!
A muchas mujeres se nos
ha enseñado a “pensar” (no a sentir) que debemos estar animadas y ser felices
todo el tiempo. La tristeza o el dolor son partes naturales de la vida. Son también
grandes maestros.
Nadie va por la vida sin
experimentar tristeza o dolor. Sin embargo, nuestra cultura nos enseña que hay
algo malo en el dolor, que hay que drogarlo, negarlo o evitarlo a toda costa, y
los costes son muy elevados.
Muchas enfermedades son
simplemente el resultado final de emociones que se han ido acumulando durante
años, sin que las hayamos reconocido ni experimentado.